Suturas Infraestructurales en Papi Quiero Piña

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Suturas Infraestructurales

Caracterizaciones horizontales y verticales en Papi Quiero Piña

Embebido en la mente de todos los habitantes de Bucaramanga y Santander, Papi Quiero Piña es un hito, incluso ahora que la emblemática caseta y letrero no existen, demolidos para hacer el nuevo intercambiador y nunca restaurados. Surgen las preguntas: ¿qué arquitectura cabe aquí? y ¿cómo la arquitectura puede ayudar a recuperar un lugar que ya no es y hoy no es más una superposición de problemas no resueltos?

Papi Quiero Piña es la entrada a Bucaramanga, sin embargo, el panorama es una autopista con un perfil de más de cincuenta metros, sobre ella un puente peatonal escasamente conectado para el peatón, haciendo que estos hagan una “doble oreja”; un andén en condiciones precarias y personas esperando sobre los carriles de la autopista; un portal de transporte público masivo abandonado del que solo hay una parte de la estructura; y una cementera ubicada justo sobre la quebrada Aranzoque. La imagen de “Papi Quiero Piña” no son los grandes árboles ni la quebrada que pasa por debajo de la autopista. El problema principal es la sobrevaloración de la infraestructura vial sobre cualquier otro sistema - espacio público, equipamientos o infraestructura ecológica. Este lugar es un espacio dicotómico donde lo construido encuentra lo natural de forma abrupta y brusca.

La primera respuesta para abordar los problemas en Papi Quiero Piña es una matriz basada en sistemas compositivos - puntos (torres), líneas (barras) y planos (superficies) - en el que cada uno tiene una responsabilidad. Se plantean interrupciones al cruzar responsabilidades. Las iteraciones se prueban a modo de sistema, cada una funciona como un posible proyecto al igual que combinadas entre ellas. Surgen aún más preguntas: ¿qué arquitectura puede continuar la infraestructura ecológica, reconectar aquello quebrantado por la infraestructura vial, que, además, conecte los retazos urbanos, manteniendo la infraestructura vial y creando una puerta de bienvenida a la ciudad de una escala apropiada?

La apuesta para el proyecto es una arquitectura que responde a la mayor cantidad de problemas a través de una combinación de componentes que crean diferentes relaciones y reconexiones. El proyecto se implanta como una capa adicional dentro de esta superposición de infraestructuras: el edificio infraestructura. Un rascacielos horizontal que cruza la autopista y una parte del intercambiador vial, reconectando esa infraestructura ecológica y los retazos urbanos por medio de un parque lineal elevado que permita conservar y estudiar especies nativas y amenazadas.

Para la torre se propone un monolito de 200 metros de altura que marca la entrada y salida del casco urbano, referenciándolo desde kilómetros afuera de la ciudad. Está seccionada en cuatro partes; la primera conecta con el centro de investigación y el parque lineal, permitiendo la continuidad entre las barras; las siguientes son vivienda temporal de corta y de larga estadía. En los vacíos se plantean jardines verticales como áreas comunes para la vivienda temporal, permitiendo la continuidad de la infraestructura ecológica en la vertical.

Suturas infraestructurales, el rascacielos horizontal y vertical llega por medio de puntadas en el suelo, dando lugar a ese “terminalito”, alejándolo del andén, apropiándose de lo que hoy es la cementera y permitiendo que la vegetación se apropie del suelo, como alguna vez fue en este lugar.